
Llego a mi casa entrada la madrugada.
Fuimos con M.A.f.I.A. a cubrir el desalojo de la Sala Alberdi. Nos llamaron porque había un despliegue fenomenal de la Policía Metropolitana.
Los chicos que acampaban en la entrada levantaron la medida por 48 horas para favorecer el diálogo con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En una actitud artera, el gobierno faltó a su compromiso y cerró la reja que separa la plaza seca de la vereda, dejando a algunos de los chicos del lado de adentro, encerrados.
Otros se concentraron ahí mismo, en la calle, advirtiendo que el Gobierno estaba faltando a su compromiso de negociar con Hernán Lombardi, el ministro de Cultura.
Yo ví a los mismos policías iniciar un incendio que desembocó en la primera “reacción”: una manguera, mucha agua dirigida a pibes armados CON NARICES DE PAYASO!!!
Después de eso vinieron los gases y las balas de pintura para marcar a los que tomaban el lugar. A los pocos minutos empezaron a sonar balazos. Ahora, hay confirmados dos heridos con balas de plomo. Uno en el Hospital Argerich, el otro en el Durand.
Es doloroso verlos reprimir de noche, dejando a oscuras el edificio a placer, armando una emboscada desleal, indigna de un político que se precie.
Es una falta de respeto la manipulación de los medios que cuentan una historia muy diferente de la que vivimos los que estábamos ahí. Sabemos que la glándula de la ética la tienen atrofiada y esto no hizo menos que confirmarlo una vez más.
Mienten: no hubo enfrentamiento. Hubo una represión brutal.
Los ministros Hernán Lombardi y Guillermo Montenegro le niegan entrevistas a todos los medios que no sean TN.
La policía nos corrió dos, cinco, ocho cuadras… pero no se conformó con eso: un efectivo disparando un cartucho de gas lacrimógeno a la cara de un pibe que iba en bicicleta volteándolo en un charco de sangre no es menos que un acto de sadismo. Lo ví con mis propios ojos.
Pibes con un promedio de 25 años que reclaman el uso de un teatro, el acceso a la cultura popular, el desarrollo de actividades comunitarias.
Políticos que defienden con balas el uso de esa estructura para la realización de actividades privadas: los mismos políticos que alquilaron el Teatro San Martín para festejar el cumpleaños de un empresario.
Cultura versus balas.
Así NUNCA va a estar bueno Buenos Aires.
Texto: Nadia Lihuel
Foto: M.A.f.I.A.